1. Introducción
En muchas organizaciones, los estilos de liderazgo autoritario o coercitivo siguen presentes en áreas clave de la gestión de la producción. Estos estilos, caracterizados por el control rígido, la imposición de órdenes unilaterales y, en ocasiones, la utilización del miedo como herramienta de disciplina, pueden ofrecer la apariencia de eficacia inmediata: cumplimiento estricto de plazos, alineación con objetivos de corto plazo o disminución de la ambigüedad en la toma de decisiones.
Sin embargo, detrás de esa eficiencia superficial se oculta un problema de mayor magnitud. El impacto negativo de estos liderazgos se extiende a toda la organización: erosiona la motivación y el compromiso de los equipos, limita la innovación, afecta la calidad de los procesos e incluso compromete la relación con clientes y mercados. Pese a este alcance transversal, es en el ámbito de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL) donde estas consecuencias suelen hacerse visibles primero. Los indicadores de seguridad y salud —accidentes, incidentes no reportados, aumento de la rotación por estrés, deterioro del clima de seguridad— funcionan como un termómetro sensible que alerta tempranamente sobre la disfuncionalidad del estilo de gestión.
El desafío es que, en lugar de reconocer el problema de fondo, muchas organizaciones trasladan a las áreas de PRL la responsabilidad de “concienciar” a los gerentes de producción en buenas prácticas de seguridad. Esto equivale a atacar el síntoma y no la causa. El verdadero origen del problema radica en el estilo de liderazgo adoptado, que condiciona no solo los resultados en seguridad, sino también la sostenibilidad del negocio en su conjunto.
Por ello, más que una cuestión de formación puntual en seguridad, se trata de un tema estratégico de gestión organizacional. El análisis de los estilos autoritarios y coercitivos no debe limitarse a su repercusión en la siniestralidad laboral, sino que debe ampliarse a su impacto global en la empresa: desde la capacidad de innovar y atraer talento, hasta la posibilidad de expandirse hacia nuevos clientes y mercados.
2. Tipos de liderazgo: un breve repaso
El liderazgo es uno de los factores más influyentes en la dinámica de una organización. A lo largo del tiempo, distintos autores han clasificado los estilos de liderazgo en función de la forma en que los líderes ejercen su autoridad, toman decisiones y se relacionan con sus equipos. Entre los más citados se encuentran el liderazgo transformacional, el transaccional, el participativo o inclusivo, el servidor y, en el otro extremo, el autoritario o coercitivo.
Liderazgo transformacional
Se centra en inspirar, motivar y desarrollar a los colaboradores para alcanzar un propósito compartido. Diversos meta-análisis han demostrado que este estilo mejora significativamente la innovación, el compromiso y el rendimiento organizacional a todos los niveles. Su efecto positivo se explica, en parte, por la generación de confianza y seguridad psicológica en los equipos, lo que fomenta que los trabajadores expresen ideas, reporten problemas y se involucren en la mejora continua.
Liderazgo transaccional
Basado en un esquema de recompensas y sanciones, busca asegurar el cumplimiento de objetivos mediante acuerdos claros: si se cumple la tarea, hay beneficios; si no, hay consecuencias. Puede resultar eficaz en entornos muy regulados o con tareas rutinarias, pero ofrece poco estímulo para la creatividad o el desarrollo a largo plazo.
Liderazgo inclusivo
Pone el foco en escuchar activamente, valorar la diversidad de perspectivas y crear un entorno donde todos los miembros del equipo puedan aportar. Este estilo se ha consolidado en la última década como una alternativa clave para fomentar la innovación y la adaptabilidad en organizaciones que enfrentan cambios constantes.
Liderazgo servidor
Prioriza las necesidades de los empleados y se basa en la idea de que el líder está al servicio del equipo. Se asocia con mejoras en la retención del talento, mayor cohesión y compromiso, así como con un impacto positivo en la reputación de la empresa hacia clientes y comunidades.
Liderazgo autoritario
En este estilo, el líder centraliza las decisiones, ejerce un control estricto y rara vez permite la participación. Aunque puede ofrecer claridad en contextos de crisis, su aplicación sostenida genera desmotivación, inhibe la creatividad y limita la capacidad de aprendizaje de la organización.
Liderazgo coercitivo
Relacionado con el anterior, se basa en el uso del miedo a sanciones o represalias para asegurar el cumplimiento de las órdenes. Este estilo puede forzar resultados inmediatos, pero a costa de generar un clima de tensión y silencio organizacional. Los empleados tienden a no reportar errores ni incidentes por temor a represalias, lo que termina amplificando riesgos y pérdidas ocultas.


Mientras que los estilos transformacional, inclusivo y servidor se alinean con las tendencias actuales de innovación, compromiso y sostenibilidad, los estilos autoritario y coercitivo —aunque aún frecuentes en la producción— se convierten en fuentes de vulnerabilidad organizacional, siendo la PRL el lugar donde primero se evidencia su impacto.
3. ¿Por qué existen estos estilos de liderazgo?
El liderazgo autoritario o coercitivo no es un fenómeno nuevo ni aislado. De hecho, su presencia en la gestión de la producción y en otros ámbitos empresariales responde a múltiples factores históricos, culturales y organizacionales que explican por qué, a pesar de sus efectos negativos a mediano y largo plazo, estos estilos todavía persisten.
3.1. Herencia cultural y tradición jerárquica
En muchas organizaciones, especialmente en sectores industriales, la autoridad se ha asociado históricamente con el control férreo. Este legado cultural refuerza la idea de que “el gerente manda y los demás obedecen”. Se trata de un modelo de autoridad vertical que funcionaba en contextos donde la disciplina y la repetición eran suficientes para mantener la producción.
3.2. Respuesta a contextos de crisis o alta presión
Los estilos autoritarios pueden ofrecer ventajas inmediatas cuando la situación requiere decisiones rápidas y sin debate: emergencias de seguridad, plazos críticos, problemas operativos graves. En esos casos, la cadena de mando clara permite reaccionar con rapidez. El problema surge cuando este estilo, útil en emergencias puntuales, se convierte en el modo habitual de gestión.
3.3. Falta de formación en estilos alternativos
Muchos gerentes de producción acceden a posiciones de liderazgo gracias a su experiencia técnica o trayectoria en la empresa, pero sin capacitación en gestión de personas. Ante la ausencia de habilidades de comunicación, motivación o facilitación, recurren al control estricto como herramienta “natural” para conducir equipos.
3.4. La ilusión de la eficacia inmediata
Los estilos coercitivos y autoritarios suelen producir resultados rápidos y fácilmente medibles: cumplimiento de tiempos, disciplina en procesos, reducción aparente de desviaciones. Esto refuerza la creencia de que son efectivos, aunque los costos ocultos (rotación, menor innovación, clima de miedo, incidentes no reportados) no aparezcan en los KPI tradicionales de la empresa.
3.5. Cultura organizacional que los valida
Cuando la alta dirección o el entorno empresarial valoran únicamente los resultados a corto plazo —producción entregada, costos contenidos, indicadores inmediatos— se genera un terreno fértil para mantener y hasta premiar estos liderazgos como el de Mr Grupervisor. El sistema de incentivos muchas veces no mide variables como compromiso, innovación, clima laboral o seguridad psicológica, invisibilizando los efectos colaterales.
Estos estilos existen y se mantienen no porque sean los más efectivos, sino porque son los más visibles en resultados inmediatos. Sin embargo, su permanencia erosiona la sostenibilidad organizacional y termina manifestándose en áreas críticas como la seguridad y salud laboral, donde los costes ocultos salen a la luz más temprano que en otros indicadores.
4. Tendencias actuales en liderazgo
En un mundo caracterizado por la incertidumbre, la digitalización, la diversidad generacional y la necesidad de innovación constante, las organizaciones están redescubriendo que el estilo de liderazgo no es un asunto secundario, sino un factor crítico de competitividad.
Los estudios recientes muestran un cambio de paradigma: mientras que los estilos autoritarios y coercitivos todavía aparecen en determinados sectores y circunstancias, la tendencia global es hacia liderazgos más participativos, inclusivos y transformacionales, porque generan ventajas sostenibles a mediano y largo plazo.
4.1. Liderazgo transformacional como estándar de referencia
Meta-análisis de los últimos 25 años confirman que el liderazgo transformacional está fuertemente asociado con el desempeño organizacional, la innovación y el compromiso de los empleados. Su énfasis en inspirar, motivar y desarrollar capacidades hace que sea especialmente eficaz en entornos donde se requiere adaptación rápida y creatividad.


4.2. Liderazgo inclusivo: la fuerza de la diversidad
En la última década, el liderazgo inclusivo se ha consolidado como tendencia clave. Este estilo fomenta la diversidad de perspectivas y crea seguridad psicológica, lo que impulsa la innovación y la voz de los empleados.
4.3. Liderazgo servidor y ético: reputación y sostenibilidad
El liderazgo servidor prioriza las necesidades del equipo, mientras que el ético se enfoca en la integridad y la justicia organizacional. Ambos han mostrado validez incremental sobre el transformacional, explicando resultados adicionales en compromiso, reputación empleadora y retención de talento.
- Este punto es especialmente relevante para CEOs y propietarios: organizaciones con liderazgo servidor o ético son más atractivas para los mejores talentos y generan mayor confianza en clientes y stakeholders.
4.4. Estilos emergentes: humildad y adaptabilidad
Se ha documentado que el liderazgo humilde —basado en reconocer errores, aprender de otros y valorar aportes— mejora la cohesión y la innovación. Del mismo modo, el liderazgo adaptativo, aún en consolidación, responde a la necesidad de navegar entornos de cambio continuo.
4.5. Declive del autoritario/coercitivo como estilo dominante
Si bien el liderazgo autoritario puede tener cabida en situaciones de crisis reales (accidentes, emergencias, plazos críticos), la investigación lo señala como un estilo de nicho y no como estrategia de gestión sostenible.
En los entornos actuales, los liderazgos autoritarios y coercitivos han perdido vigencia como estilos de gestión dominantes. La evidencia comparativa entre empresas muestra que los modelos transformacionales, inclusivos y éticos no solo producen mejores resultados en seguridad y clima, sino que impulsan la innovación, el crecimiento comercial y la reputación, áreas donde los estilos coercitivos generan pérdidas ocultas que rara vez se contabilizan en los KPI internos.
5. ¿Son efectivos los estilos autoritario y coercitivo?
La respuesta corta es: depende del contexto y del horizonte temporal. Estos estilos pueden ofrecer resultados inmediatos, pero acumulan efectos negativos que erosionan la sostenibilidad organizacional.
5.1. Ventajas limitadas
- Rapidez en la toma de decisiones: en contextos de crisis o emergencias, donde la acción inmediata es vital (accidentes, fallos técnicos graves, riesgos de seguridad), un estilo autoritario puede evitar pérdidas mayores.
- Claridad en entornos regulados o de alto riesgo: en sectores donde el cumplimiento estricto de normas es crítico (por ejemplo, operaciones con riesgo eléctrico, químico o nuclear), las órdenes directas pueden reforzar la disciplina.
- Control en procesos rutinarios: cuando las tareas son repetitivas y poco flexibles, la centralización de decisiones puede mantener estabilidad en la producción.
Estas ventajas explican por qué aún se percibe a estos estilos como “efectivos” desde la gerencia de producción: permiten cumplir plazos y evitar desviaciones visibles en el corto plazo.
5.2. Limitaciones estructurales
No obstante, los mismos rasgos que les otorgan aparente eficacia son los que generan consecuencias negativas a mediano y largo plazo:
- Clima de miedo y silencio organizacional
- Los empleados priorizan “no equivocarse” por encima de innovar o reportar riesgos.
- En PRL, esto se traduce en subreporte de incidentes y casi-accidentes, lo que impide aprender de los errores y aumenta la probabilidad de que ocurran accidentes graves.
- Costes ocultos que no aparecen en los KPI internos
- Rotación de personal valioso.
- Desgaste psicológico y aumento del absentismo.
- Pérdida de innovación y creatividad (menor capacidad de abrir mercados o mejorar procesos).
- Reclamos de clientes y deterioro de la reputación.
- Impacto negativo en la calidad y en la productividad sostenible
- El foco exclusivo en el cumplimiento inmediato genera eficiencia aparente, pero no mejora estructural.
- Se limita la capacidad de prevenir errores futuros o de resolver problemas de raíz.
- Desalineación con las tendencias actuales
- En un entorno que exige colaboración, adaptabilidad y confianza, los estilos autoritarios/coercitivos se vuelven obsoletos.
- Investigaciones recientes muestran que, frente a empresas con liderazgos inclusivos o transformacionales, las organizaciones que mantienen estilos coercitivos quedan rezagadas en innovación, networking y expansión comercial.
5.3. Un espejismo de eficacia
Lo que en el corto plazo aparece como un liderazgo “eficaz” es, en realidad, un espejismo: se cumplen objetivos visibles de producción o seguridad inmediata, pero se acumulan pérdidas invisibles que afectan al capital humano, la innovación y la capacidad de competir.
Los estilos autoritarios y coercitivos no son “ineficaces” por definición; simplemente no son sostenibles como estrategia de gestión. Su aparente éxito en el corto plazo oculta un efecto boomerang: el deterioro del clima, el subreporte de incidentes y la pérdida de competitividad, que terminan reflejándose en los resultados globales de la organización.
6. Consecuencias organizacionales de los liderazgos autoritarios/coercitivos
Los efectos de estos estilos de liderazgo no se limitan al área de producción ni a la seguridad y salud laboral. Su influencia negativa es transversal y, aunque se visibiliza primero en los indicadores de PRL, alcanza al conjunto de la organización.
6.1. En la Prevención de Riesgos Laborales (PRL)
- Subreporte de incidentes: el miedo a sanciones provoca que los trabajadores oculten errores o casi-accidentes, privando a la empresa de oportunidades de aprendizaje.
- Mayor probabilidad de accidentes graves: la falta de información acumulada genera un terreno fértil para que los riesgos latentes se materialicen en siniestros de gran impacto.
- Costes invisibles: pérdidas humanas, económicas, ambientales y de calidad que no se reflejan en los indicadores inmediatos, pero que terminan afectando a los resultados globales de la organización.
6.2. En la gestión del talento
- Rotación elevada: los empleados más capacitados suelen abandonar organizaciones con climas autoritarios, lo que incrementa los costes de reclutamiento y formación.
- Desgaste psicológico: aumentan el estrés, el burnout y el absentismo, reduciendo la productividad y el compromiso.
- Pérdida de atractivo empleador: el mercado laboral penaliza a las empresas percibidas como lugares de trabajo rígidos o poco saludables.
6.3. En la innovación y la mejora continua
- Bloqueo de ideas: los equipos dejan de proponer mejoras por miedo a represalias o a que sus aportes no sean valorados.
- Estancamiento: la falta de innovación frena la adaptación a cambios tecnológicos, regulatorios o de mercado.
- Menor aprendizaje organizacional: se desaprovechan experiencias y lecciones porque no se comparten de manera abierta.
6.4. En los clientes y mercados
- Calidad comprometida: al priorizar el cumplimiento inmediato, se descuida la mejora estructural, aumentando defectos o errores de servicio.
- Reputación dañada: organizaciones asociadas a climas de miedo o a incidentes graves pueden perder credibilidad frente a clientes, inversores y comunidades.
- Oportunidades comerciales perdidas: sin innovación ni equipos motivados, es más difícil ganar nuevos mercados o fidelizar clientes actuales.
6.5. Un efecto invisible en los KPI internos
El gran problema es que la mayoría de estos costes no se capturan en los indicadores clásicos de producción. La organización puede mostrar cumplimiento de plazos y objetivos a corto plazo, mientras acumula pérdidas ocultas en talento, innovación y reputación. Por eso, los liderazgos autoritarios/coercitivos persisten: porque las consecuencias más graves quedan invisibilizadas en los cuadros de mando internos.
Aunque la PRL actúe como “alerta temprana” de los problemas generados por liderazgos autoritarios y coercitivos, las consecuencias reales son mucho más amplias. Se trata de un estilo que erosiona la sostenibilidad organizacional y debilita la competitividad de la empresa en su conjunto.
7. El error de delegar solo a PRL la gestión de estos liderazgos
Cuando los efectos negativos del liderazgo autoritario o coercitivo comienzan a hacerse visibles en los indicadores de seguridad y salud laboral (PRL) —accidentes, incidentes no reportados, absentismo por estrés—, la respuesta habitual de muchas organizaciones es trasladar a los departamentos de prevención la responsabilidad de “concienciar” a los gerentes de producción.
Esta estrategia, aunque bien intencionada, parte de un diagnóstico incompleto. El problema no radica en que esos gerentes “no comprendan la importancia de la seguridad”, sino en que el estilo de liderazgo que ejercen genera disfunciones estructurales en toda la organización. PRL es simplemente el lugar donde esas disfunciones se detectan primero, como un termómetro sensible, pero no el origen del malestar.
7.1. Impacto transversal
- En talento: la rotación y el desgaste de los equipos no pueden resolverse solo con campañas de seguridad.
- En innovación: el bloqueo de ideas y la ausencia de aprendizaje requieren cambios culturales y de liderazgo, no charlas de concienciación.
- En clientes y mercados: las pérdidas en reputación o la imposibilidad de captar nuevos clientes son consecuencias que superan la esfera de PRL.
7.2. Un abordaje organizacional necesario
Gestionar liderazgos autoritarios o coercitivos requiere de una acción coordinada de la alta dirección y de distintas áreas estratégicas, entre ellas:
- Gerencia general / CEO: debe asumir que el estilo de liderazgo es un factor estratégico que impacta en la competitividad y no solo en la seguridad.
- Dirección de RRHH: clave para diagnosticar climas laborales, implementar evaluaciones 360º, programas de coaching y planes de desarrollo de liderazgo.
- Otras direcciones (finanzas, comercial, operaciones): necesitan reconocer que los costes ocultos de estos liderazgos —rotación, calidad, reputación— terminan afectando directamente sus propios resultados.
7.3. Rol de PRL como aliado, no como único responsable
El área de prevención sí tiene un papel relevante: aportar datos sobre incidentes, subreporte, clima de seguridad y costes derivados de la siniestralidad. Pero su rol debe ser el de un socio estratégico, no el de un único responsable. Pretender que PRL “corrija” estilos de liderazgo ineficaces es una forma de desviar la atención del problema real.
La gestión de los estilos autoritarios y coercitivos no puede delegarse exclusivamente en PRL. Se trata de una cuestión de cultura organizacional y de estrategia empresarial, que exige liderazgo desde la alta dirección, compromiso de RRHH y participación de todas las áreas clave.
8. Conclusiones
Los estilos de liderazgo autoritario y coercitivo aún persisten en muchas organizaciones, especialmente en áreas de producción, porque entregan resultados inmediatos y visibles en los KPI tradicionales: cumplimiento de plazos, disciplina operativa, reducción aparente de desviaciones. Sin embargo, esta eficacia de corto plazo es un espejismo que oculta un daño profundo y sostenido en el tiempo.
Sus consecuencias son transversales: deterioran el clima laboral, provocan fuga de talento, bloquean la innovación, debilitan la relación con los clientes y erosionan la reputación de la organización. En el ámbito de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL), estas disfunciones se visibilizan antes que en otros indicadores: el subreporte de incidentes, la falta de comunicación de riesgos y el aumento del estrés de los trabajadores son señales tempranas de que la organización está pagando un precio oculto por mantener estilos de gestión rígidos y coercitivos.
El error frecuente de las empresas ha sido trasladar a PRL la responsabilidad de “concienciar” a los gerentes de producción para mejorar su liderazgo en seguridad. Esta estrategia ataca el síntoma, pero no la causa. El problema real no es la falta de conciencia en seguridad, sino un estilo de liderazgo que compromete el desempeño integral de la empresa.
La solución, por lo tanto, debe ser organizacional y estratégica. Gestionar el impacto de los liderazgos autoritarios y coercitivos exige la implicación directa de la gerencia general, la dirección de RRHH y todas las áreas estratégicas, trabajando de manera conjunta para promover estilos de liderazgo más inclusivos, transformacionales y éticos.
En un entorno donde la competitividad depende cada vez más de la innovación, la confianza y la capacidad de atraer talento, mantener liderazgos autoritarios ya no es solo un problema de clima laboral: es un riesgo empresarial que amenaza la sostenibilidad de toda la organización.
9. Cuestionario interactivo
Para cerrar este análisis, queremos invitarte a participar en una breve encuesta que nos permitirá conocer cómo se viven los estilos de liderazgo en distintas organizaciones y sectores.
El cuestionario es anónimo, consta de solo 6 preguntas y se responde en menos de 2 minutos.
Aviso de transparencia: Parte de este contenido ha sido generado con el apoyo de sistemas de inteligencia artificial (IA generativa), revisado y adaptado por Gustavo Fornés. Aunque se han consultado estudios y referencias de terceros, el artículo no debe considerarse sustituto de asesoramiento profesional ni de la consulta directa a fuentes oficiales y verificadas.
Liderazgo autoritario: consecuencias que trascienden la seguridad laboral © 2025 by Gustavo Fornés is licensed under CC BY-NC-SA 4.0


